Quede suspendida en el aire,
sentía que gravitaba como nube
en el cielo azul,
sobre el mar sereno.
Los calidos colores del atardecer,
venían a mi mente,
sutiles pinceladas naranja y carmesí
se difuminaban lentamente,
sobre un tenue rosa y violeta.
Mi cuerpo y mi alma perceptivos
ante tanta majestuosidad,
un caleidoscopio de sensaciones
se conjugaban en mi interior,
mientras la dulce brisa, rozaba mi cuerpo
y el fragante aroma del mar índigo,
se confundía en el ambiente.
La esfera solar naufraga
en el infinito horizonte,
la luna cristalina desperto
reflejando su luz plateada.
Sobre la planicie marina se reflejan
miles de estrellas doradas, quetitilan
como escarcha y purpurina.
De pronto, el ébano de la noche,
hace acto de presencia
con su enigmática y mística bruma,
quien comienza a dibujar a la distancia
la silueta de una mujer.
Pasaron escasos segundos
para darme cuenta que
era mi propia figura
la que se dibujaba a lo lejos.
Era la imagen de una mujer
de mirada profunda
pero distante,
deseosa de alcanzar sus sueños.
Mis pies descalzos sobre la arena,
dejaban huellas, mis dedos entumecidos
sentían el gélido roce de las olas
que venían una y otra vez,
con la esperanza sostenida en mis trazos.
se sentía tan real, me sumergí
de tal manera en la melodía del viento
ensimismada en la fantasía
creada por mi imaginación
que fue difícil volver a la realidad
porque de cierta forma
trate de emprender un viaje sin retorno
crystal...